domingo, 18 de octubre de 2015

¿En un bar los ciudadanos podemos o no podemos?

En un programa llamado Salvados se realizó una especie de debate entre dos jóvenes que se encuentran a la cabeza de dos partidos emergentes; antes de llegar al bar hablaron en un coche que les recogió y pienso que off de record acordaron no aludir a ciertos tópicos, coletillas y pobres argumentos que han usado contra ambos en el tiempo.
Dio la impresión que ambos se caían bien, se respetaban y casi decían lo mismo; uno con argumentos, el otro viviendo en un mundo que no existe y acabando asintiendo al de los argumentos.
El encuentro tuvo lugar en el bar del Tío Cuco en el Nou Barris de Barcelona. La edad de ambos es pareja nacidos después de la constitución que establece las reglas del juego.
No se cuanta gente vio el programa y desconozco si los periodistas especializados/tertulianos etc... han opinado ya, seguro que lo harán y sacarán punta a las palabras de ambos, pero si hubo impresiones, gestos y miradas.
Fue el primer encuentro. 
Sobre la mesa variedad de temas: el paro, los sin papeles, la corrupción, la economía, el movimiento de independencia en Cataluña, algo de ideología sin nombrarla.
Uno de ellos barrió al otro que a veces sonreía y asentía ante lo que su oponente explicaba; el que asentía fue educado, tranquilo y como harto, como el entrenador de un equipo que juega con muchos lesionados y trata de comportarse dignamente; el que iba al grano en sus gestos expresaba que no se trataba de hacer demagogia ni explicar sueños del pasado ni de engañar con promesas imposibles, se trataba de resolver problemas.
Uno de ellos se navegaba en muchos de sus argumentos entre lo que puede ser su ideología,  mezcla de los fracasos del pasado y un idealismo soñador; el otro simplemente intentaba dar soluciones a los problemas y repetía muchas veces " nombremos a las cosas por su nombre".
Las opiniones serán diversas porque en las Españas hay mucha gente que no cambia de opinión ni ante la evidencia, pero en uno de los dos hay muy poquito que contradecir a su sentido común y muestra de honradez, a su credibilidad.

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