jueves, 1 de febrero de 2018

Adios England, ahí seguirás con Waterloo.

No se bien cómo ni dónde, pero el Reino Unido seguirá siendo un reino, como es, y probablemente desunido. La UE, que a mi me dio por bautizarla como Desunión Europea, también seguirá, con muchísimos vaivenes y es que quizás pedimos atar perros con longanizas. Sólo grandes cataclismos producirán cambios en los ciclos históricos, mientras vamos aguantando con lo que tenemos, los Windsor también.
Un historiador ha afirmado que en 3.000 años no existe España... ni Cataluña, ha dicho. No he profundizado en el artículo que seguía a la frase, pero tres milenios son muchos, puede acertar perfectamente. Pensemos en las dinastías egipcias que se dedicaban a vivir en el Nilo, el centro del mundo hace un tiempo parecido, andaban especializadas en las momias para eternizar lo perecedero. Una frase para el anecdotario. Por ello que Waterloo sea la residencia elegida por el ex de la Generalitat también es anecdótico.  El rollo es que siga dando la matraca. Al que conoce Bruxelles, su Ring, la zona un poco, Waterloo se reduce al mercadillo de los domingos y cuando se acompaña a un turista primerizo a ver el monumento, museo y la recreación de la batalla.. Es más barato, alejado e igual de belga que otras zonas de la capital. No nos confundamos, con los nombres, el famoso es Napoleón. La palabra Waterloo si que tiene el significado que los hábiles ingleses han extendido, en inglés, como símbolo de gran derrota. A todos los grandes les llega su Waterloo.

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