jueves, 15 de febrero de 2018

Mandaba, Nebo y vuelta a Jerusalem a un sepulcro vacío.

Resaca de un Madrid que fue fiel a sus principios, con fortuna y ganas, ambas cosas importantes en esto del fútbol, dejando la eliminatoria para la encerrona de París, no nos fiamos. Eso de ser fiel a unos principios es sano, si no se exagera.
Mientras, Jordania sigue árida, pobre y temerosa. Madaba es un lugar donde un mosaico de la Baja Edad Media te muestra la idea que tenían de las distancias y situación de los distintos lugares de la Tierra Santa, no está mal para esa época. El viento soplaba con furia cuando estábamos en el monte Nebo, desde esta altura vio Moisés la Tierra Prometida, que no llego a pisar. Supongo que el río Jordán llevaba mucha más agua y la belleza del valle le impresiono.
A lo lejos Jericó, el Mar Muerto, incluso el Monte de los Olivos, con buena visibilidad. El paso del Alenby bridge no fue tan pesado. Por fin en Israel, todo cambia, aunque el terreno sea muy parecido.
Me fui al Santo Sepulcro, que tiene una magia especial, aunque sea un poco cueva de ladrones, como he comprobado. Ni la comercialización, el maldito dinero, puede con ciertas cosas.
A las 7 pm cierran, si eres afortunado puedes dormir dentro, si eres franciscano afortunado puedes dormir en el sepulcro donde no hay nadie. Me gustaría hacerlo. Lo más bonito, lo extraordinario de ese sepulcro es que estará vacío, siempre lo estuvo a partir del tercer día. Yo que soy miedoso no creo que tuviese miedo de dormir en ese habitáculo.

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