sábado, 24 de febrero de 2018

Los toros desde la barrera.

Lo de lo aficionados rusos en Bilbao tiene varias reflexiones, además del sentimiento humano tocado por el fallecimiento de un policía y la solidaridad con los suyos. 
Están en primera línea la FIFA y la UEFA que se mueven fundamentalmente por el dinero que arrastra este deporte y habrá Mundial en Rusia, Qatar o cualquier otro país que acabe pagando. La corrupción en la mayoría de los organismo internacionales es notoria. Existen como consecuencia del nuevo orden después de la Segunda Guerra Mundial y los hay, ha habido, muy hábiles en moverse en ese entorno donde fluye la pasta. Unos cuantos, llamados aficionados al fútbol, se ponen ciegos de lo que sea y se dedican a pegarse. El caso es que ya se sabía que iba a pasar y las medidas a tomar son conocidas; pasan porque las fuerzas encargadas de mantener el orden y la seguridad ciudadana se empleen con profesionalidad y haya un poco de suerte en los enfrentamientos, que se reduzcan a unas detenciones y brechas sin importancia. No es fácil, se necesitan medios, adiestramiento y firme resolución. Y la suerte, ya digo que influye mucho.
No pasan muchas cosas de estas porque no hay tantos enfrentamientos con ese tipo de equipos. No ganan casi nunca y no llegan a las fases decisivas; eso sí, hay dinero en Rusia, como lo hay en China, donde los medios ponderan la salida de jugadores, en busca legítima de la pasta gansa, de una profesión corta. Vamos que nacer con la habilidad de golpear bien la pelotita es un chollo, si hablas chino o ruso mucho más. Es está sociedad hedonista, algo epicúrea y sobre todo vacía de contenido, la que se mueve por la calidad de  tu smart phone, cuenta corriente, la potencia de tu vehículo o el número de polvos, no se cual es el orden correcto.
Casi nada es nuevo, varía la tecnología.

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