viernes, 9 de febrero de 2018

El paraíso de Tiberiades.

El viernes mejora lo del tráfico en Israel, cosa de las religiones. El paisaje va ganando en belleza, los caballeros cruzados, en los cuernos de Hattin, nos recuerdan sus andanzas en esos montes, aparece Magdala, siempre asociado a una mujer valiente, cuyo pasado ha sido modificado por unos y otros, en busca de cierta imagen cinematográfica. Ella fue la primera en acudir al sepulcro. Se acerca el mar de Galilea.
Ese lago de Tiberiades, me suena que era el sitio preferido del Nazareno. Su entorno goza de un micro clima en una tierra volcánica, hay una gran calima. La vegetación es frondosa, verde, hermosa y todo sin salir de Galilea, cerca de Nazareth, a golpe de sandalia. Allí al pie de esa montaña que baja al lago tuvieron lugar las palabras sobre las Bienventuranzas que cambiaron la manera de ver al hombre. En Tabga multiplico cinco panes y dos peces para saciar a la multitud.Te puedes mojar en sus aguas, hoy tranquilas, muy cerca de las rocas donde les preparó pescados después de resucitar, como antes hacía, cuando pensaban que a lo mejor les había engañado, como otros. Una cueva muestra su lugar de oración.
Llegamos a Cafarnaum, villa prospera, con romanos y centurión. La casa de la suegra de Pedro  estaba en sitio céntrico, próxima a la sinagoga. Allí se hospedaba con su entourage, que incluía varias personas, además de los doce. Cafarnaum era el centro de operaciones, aunque sus pobladores fueron en mayoría hostiles. Consumían aunque los milagros ayudasen. Supongo que esos parajes hermosos, ese mar, hoy sin viento, donde no se veía el monte Hemón y apenas los altos del Golan, le llenaba de paz, y le daba pereza volver a Jerusalem donde le esperaba un destino duro. Pedro,  quizás el más humano de los doce, también se encontraba en su salsa, cerca de los suyos, los acontecimientos le producían altos y bajos, pero siempre estaba allí. Todo como muy humano, muy sencillo, bajo los parámetros de la época.
Haifa es el corazón económico de Israel, el monte Carmelo, Stella Maris, se turna con el mausoleo de Bahai, llegado de Iran. Los buques y trenes salen y entran al puerto. De pronto llega el Sabah.
A las 1845 se oye una oración musulmana en Nazareth. La religión sigue presente, siempre en estas tierras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario