jueves, 30 de mayo de 2019

"Hoy paciencia, mañana independencia", master yoda dixit.

La frase que encabeza esta reflexión se atribuye a Jordi Puyol. Menudo personaje, menudo tipo corrupto, en ambos sentidos y auto justificado, en sus delirios nocturnos, por sus ideales, que contagió su fondo a sus hijos con su ejemplo  ( a la señora de Puyol también hay que echarla de comer aparte). Tenía claro lo de la independencia de ese trozo de España que nos perturba, conseguirla, ser héroe, estatua incluida, y además vivir muy bien como prócer iluminador, en el chalet, con la butifarra y la pela bien merecida. No se puede negar que engañó, fue más listo, y se consintió desde el poder por el ansia viva, de varios gobiernos de eso que llaman derechas o izquierdas, ambos los dos. El caso es que se ha educado, manipulado a toda la población de Cataluña en una idea, una lengua, machaconamente, y esos "votantes" sólo van en una dirección, el lavado de cerebro ha funcionado. Seguramente estoy equivocado. 
Además de los rescoldos independentista, odiadores de España, que había en 1975, han pasado 44 años y se puede decir que todos los que tiene de 55 para abajo, por decir una cantidad, sólo han oído una cosa, un mensaje, de las instituciones, televisión, medios, escuelas,  propaganda. Da igual que llegue el más repudiado sabio y explique la historia, hasta puede que sea británico o de Harvard, comunista arrepentido o mujer vikinga super liberal. No se le escucha.
El mensaje reiterado, más el complejo de la izquierda e inoperancia/dejadez de la derecha,  surgieron su efecto. Hubo paciencia, como dijo maese yoda del Pirineo, para calmar a las masas. Ir poco a poco, aprovechar la coyuntura, y el mañana con Más, Margall (ambos), Puigdemont, Torra o el personaje requerido, se irá aproximando a pedir un plebiscito porque más de dos tercios votarán en su dirección, de forma pacífica, presionando sin violencia, con cuidado, apoyados por los enemigos de España (que existen) o los amigos ¿quién quiere amigos así? Parte de los amigos pueden ser aquellos intrigantes,  ingenuos, inocentes, pseudo ideólogos cansinos, no sólo en Cataluña, con sus ideales pacíficos/federalistas/europeos detrás de cualquier movimiento coyuntural. ¿Estoy soñando fantasmas?
Hay otras dos preguntas que me brotan, en realidad desde hace mucho: 
¿Hay solución todavía?
¿Qué se puede hacer?

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