jueves, 12 de noviembre de 2020

Una cuestión de principios.

No se si de verdad preocupa que los niños, y niñas del colegio de San Ildefonso, con sus siglos a cuestas, canten la lotería de Navidad o no, supongo que se explican mal, que el problema es ese público que hacía cola, salía ante los micrófonos, servía para llenar esos minutos de radio o televisión. de los que sueñan con un pellizco, los niños pueden cantar los números sin contagiarse o contagiar. Se acerca la Navidad, algo único, un milagro, vendrá un niño que cambiará el mundo como nadie lo ha hecho, que intenta cambiarlo todas las Navidades, eso es un milagro, que cada vez le ponen más dificultades, sucedió una noche sin nada que ver con la película, magnífica por cierto, de Frank Capra, esa película donde lo importante era una cuestión de principios. En la historia de aquella noche en Belén de Judá, como había anunciado el profeta, hubo varios protagonistas, yo siempre me he fiado de los pastores, los que menos tenían, en el campo, a la intemperie, sin un sextercio que llevarse a la boca, Herodes, posadero, legionarios, magos de oriente, los burócratas del censo jugaron sus papeles respectivos pero los pastores eran fiables.Un amigo me ha contado que ayer estaba en una situación complicada, dependía de un favor, la persona se entera que es militar, responde:

-Se lo haré porque si es militar es de fiar.

Mi amigo se había quedado encantado, casi como aquello pastores. Cuestión de principios.

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