sábado, 28 de noviembre de 2020

Ya van cuatro. Chamartín en silencio.

No creo que valga mucha analizar la alineación, repetirme en los argumentos, lo cierto es que se ha perdido otra vez, esta contra el Alavés que tampoco hizo nada del otro jueves. veníamos de una sorpresa por haber jugado en Milán contra un rival acogotado, buenos jugadores, técnico tosco, difícil, de jugar como un equipo, destacando a alguno más que otro buen tono general, sin grandes errores. Ayer cometemos errores nada más comenzar, facilitamos, hacemos que el rival se venga arriba que piensen que jugar contra el Madrid es un chollo. No fue exactamente como ante Cádiz, Champions o Valencia, fue similar. Tiempos raros, extraños comportamientos. Es mi opinión son un conjunto de factores: No somos capaces de dar continuidad cada tres días  agotados física o psíquicamente, los partidos se hacen largos. Los jugadores es como si se relajasen pensando que alguno lo solucionará, cuanto menos consideran al rival más se relajan. La falta de público no coopera en espabilar, no hay silbidos ante la actitud, Chamartín no pita, el silencio consiente, pasan los minutos. Varios jugadores desperdician oportunidades unas tras otras. De pronto todo se rompe, no hay apoyos, no hay presión, nadie hace faltas excepto Casemiro, el número de faltas es alarmante. Hacer un gol es muy costoso. No es como en otros tiempos o casos, de querer echar al entrenador, malestar de algún tipo. Se probaron a todos los disponibles, nadie desequilibra, arriesga, pone sangre en la lucha, destaca Lucas Vázquez en esfuerzo, continuidad, intención porque otros son como fantasmas en un entrenamiento. Zidane no puede.

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