Vírgen Blanca patrona de Vitoria, Vírgen de las Nieves, varios nombres, 5 de Agosto, fiesta en Ibiza. Sin nostalgias que no sirven para nada, un ciudadano mallorquín por estos lares de California se puso a hablar conmigo de la islas Baleares, tiene casa cerca de Santa Eulalia, no dije mucho, simplemente como acabamos en Ibiza a mediados de los sesenta por esas peripecias de los veraneos, los gustos de mi padre y nada del Levante donde se acumulaba mucha gente, le gustaba Castellón. Antes fue cala D'or, can Picafort, Formentor, Málaga/Melilla, nada que ver. Mi interlocutor me aceptó como alguien que había conocido esos lugares en otra época, otro mundo, todo distinto; existían The Beatles, Dylan, Alí, l.a guerra del Vietnam. Los españoles una inmensa mayoría no sabían qué era Ibiza, menos Formentera, tenías que repasarles la geografía, entonces caían en la tercera isla, cuarta, quinta, Cabrera en otro sitio.Las payesas escandalizaads de las mujeres sin sujetador. Los ibicencos tenían dos discotecas, el Play Boy de San Antonio al aire libre y Las Lolas en la muralla del D'Alt Vila, el "Mono desnudo". Las noches siempre eran maravillosas, las mañanas una ligera brisa como Dios manda. Las Salinas, propiedad privada, llena de mosquitos, En Bossa larga vacía con sus torres fenicias. Ses Figueretes mala playa la isla de las Ratas y el chiringuito de Vicent Costa boxeador de los ligeros retirado, una especie de Paulie, el de Sopranos, que se enfrentaba a cualquier idioma. Sobre todos franceses, siempre descubridores del Mediterráneo, y alemanes, algún inglés o americano exótico que vendía su ropa y se la comprabamos, "Sandals shop" que todavía conservo las sandalias, el artesano italiano me dijo que me durarían toda la vida, pagué 300 pesetas en 1968 y me creía un profeta. Maldita propaganda, turismo y dinero.
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