sábado, 29 de julio de 2023

El raro soy yo.

 

 No me declaro inocente como Kevin Spacey, no muy simpático él, que por cierto ¿ dónde están los de #Metoo? Soy culpable de llamar a estas "reflexiones" Política y fútbol, probablemente por llamarles algo, incluso de intentar reflexionar. En realidad podrían llamarse la vida misma, aunque haya quién quizá no gusta nada del fútbol; el otro día un conductor de Uber me decía que ya no veía fútbol, se sentía desilusionado, no menciono sus preferencias. De pequeño vi como mi padre hablaba siempre con los taxistas decía que eran el pulso de Madrid, del país, en Barcelona, Coruña, Málaga, Ibiza, Palma, siempre taxistas le ponían al corriente de la situación. El caso es que hay diferencias, el fútbol me gusta, soy culpable, también confieso que tuve un par de años que el Madrid no funcionaba que lo dejé incluso pensé que ver fútbol era poco intelectual, cosas de jóvenes. También confieso que si estuviese desterrado en Mahon y sólo pudiee ver al FCB no lo haría, ni si viviese en la isla de Hydra como Cohen y tuviese que elegir entre Panatinaikos y Olympiakos. A mi no me gusta el fútbol me gusta el Madrid, Chamartín o como se llame, el blanco y esos olores.¿Y la política? Pues entiendo, sin llegar a su nivel, que es importante como pensaban Sócrates, Platón y Aristóteles que no recuerdo ya en que equipo jugaron; pero que los que integran ese juego hoy en día dejan mucho que desear. Primero los electores, votantes, cuando el sistema es democrático y luego a los que votan. ¿Y es que cuanto hay que remontarse para encontrar cierto nivel en ambos? Ya no son ejemplo ni USA con sus Trumps/Bidens ni los de UK siempre exportadores de políticos y ¿ahora...? Bellingham, Jude.

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