El día de San Ignacio de Loyola, y de otros santos del santoral católico también, pasan cosas en el mundo... como todos los días, ahora bien no todos los días se celebra la existencia de alguien que tuvo tanta trascendencia, y eso que en ese siglo XVI hubo muchos otros,. Resulta que para mí la figura de Ynigo de Loyola es clave en lo que yo entiendo como Iglesia Católica, marca un antes y un después, es una herramienta especial. Ahora que tanto se comentan los fichajes fue uno esencial, de esos que cambian todo. Nació poco antes de zarpar las carabelas para cambiar el mundo, le dió por la carrera de las armas, combatió, se torció su destino, leyó en su convalecencia. Algo sucedió en Montserrat y Manresa, donde los catalanes, que aclaró sus dudas. Fué camino de Roma y Jerusalén, tuvo que estudiar lo que no había estudiado por lo de las armas, no le dejaban predicar. Se fue a Paris, Roma y su obediencia al Papa. Murió a mitad del XVI justo el año en el cual el gran Carlos abdicó en Felipe II. La larga Edad Media dió paso a la Edad Moderna, Roma debía corregir muchos errores/comportamientos de siglos que llevaron al protestantismo mezclados con las ambiciones políticas, la imprenta y los nuevos tiempos, se precisaba recuperar la fe, espíritu, el mensaje original. La Iglesia no iba a ser igual con Trento y los Jesuitas, Simao Rodriguez, Javier, Fabro, Laínez, Salmerón, un equipo extraordinario con la incorporación a dedo de Iñigo, pocos veces ha ocurrido, Pablo de Tarso es otro. Así todo es más sencillo por duros que sean los tiempos. Ignacio empezó enzarzado en la carrera de las armas y le insistieron que no, los jesuitas siempre en la vanguardia, en los sitios menos cómodos, sin miedo. ¿ Qué pensaría de todo esto que nos rodea de lo que formamos parte?
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