sábado, 26 de abril de 2014

Adiós a Tito Vilanova que ya es universal.

Se fue casi sin darnos cuenta. Intento ponerme en la piel de su mujer y sus hijos, sobre todo de estos últimos, y aunque es imposible, creo que es de justicia que dentro de la terrible pena y soledad se sientan orgullosos de su padre
No es de fútbol, de lo que su personalidad me sugiere hablar, sino de un ser humano. Una persona a la que no conocí de nada, que no sabía quien era pero que me inspiraba paz, discreción, modestia, ternura y bondad.
No se porqué demonios el dedo del Sr. Mourinho se cebó con su ojo, seguramente, su cara de sorpresa lo demostraba, Tito Vilanova pensó ¿Porqué yo? Mira que había sujetos alrededor que merecían esa estupidez de frustración contenida, él precisamente no.
Después del incidente nunca dijo nada, jamás le oí ninguna frase y eso que también odiaría al Madrid, como la gran mayoría de los catalanes, que no se porqué demonios ancestrales (de 60 años aquí) mezclan churras con merinas y luego pasa lo que pasa. Si tenía esa oposición frontal, intransigente y totalitarista, de no se cuantos de sus paisanos, también lo llevaba con tal clase, que sólo me queda quitarme el sombrero.
Y es que en estos casos siempre pienso que los que se van son los mejores, que los  sujetos como Mourinho, Guardiola y yo mismo nos quedamos aquí, no se por cuanto tiempo para no meter más dedos en los ojos ni decir tantas tonterías.

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