miércoles, 13 de agosto de 2014

Robin Williams ante el sueño eterno de Bogart.

Muere un actor de cine al parecer suicidándose y hay quién escribe sobre Hollywood y sus estrellas rotas, vuelve a historias pasadas, mezcla todo en la coctelera, y al final te entristece la pérdida de tanto talento, sobre todo porque la repetición de la imágenes y sonidos te golpean en la memoria. 
No se cual es el quiz de la cuestión, pero el propio Robin Williams lo dijo en 1978, hace muchos, muchos años "Cocaine is God's way of saying you're making too much money you have". 
Y es que el dinero sabemos que aporta muchas cosas, la mayoría materiales, para los que poseen mucho y algunas espirituales cuando es bien utilizado, cuando se abandona el propio egoismo.
La matemática señorita Mirzakhani recibe ese premio Fields, "Nobel" de matemáticas le llaman, y no ingresa tanto dinero, tampoco se si es feliz. Da clases en Stanford, gran universidad, no vive en su natal Irán, donde si no eres fundamentalistas chiita no vas bien, pero puede que eche de menos el desierto y la belleza de ese país ancestral y que las matemáticas le permitan ahuyentar sus demonios sin recurrir a productos asesinos.
Y no es porque el problema sea vivir eternamente, que seguramente sería cansino, sino porque el tiempo que vivamos lo hagamos con dignidad, primero ante nosotros mismo y luego ante los demás. 
Si tenemos brillantes talentos interpretativos o una mente maravillosa para los números, es nuestra responsabilidad el uso que hacemos de estos dones. También se va Lauren Bacall, asociada a Bogart, después de haber vivido más años que la media y seguramente de mejor calidad. La cámara gustaba de ella y al parecer enamoró a ese señor que murió  en lo que hoy se entiende como "joven edad" y al cual me hubiese gustado ver de cerca y conocer, para ser capaz de decir donde residían sus encantos que la pantalla, y unos directores de mucho talento, elevaron al Olimpo. Aunque le pusiesen una boina francesa en Casablanca, para demostrar que aquello era Paris y él protagonista estaba con la resistencia y la France libre, la que no se plegaba al del bigote pequeñito.

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