jueves, 12 de febrero de 2015

Desconcierto desafinado.

Época de confusión. 
En España al ser un año de múltiples consultas a las urnas, siempre aparecen estrategias de los actores políticos que van enfocadas a conseguir rédito electoral más que eficacia en el gobierno de los pueblos.
Se puede prometer, y se promete, casi cualquier cosa y la masa expectante y luego votante se lo cree.
Esto hace que los rivales pasen a prometer más porque nadie gana a nadie en eso de prometer. Y lo de la verdad nos hace libres no funciona porque casi nadie busca la verdad.
El nuevo gobierno de Grecia ha estado en Bruxelles, después de muchas visitas preparativas y no está nada claro de donde va a sacar la financiación, me pega más que venga de Rusia y sobre todo de China, aunque los chinos son extremadamente prudentes y evitan meterse tanto en estos berengenales. Si devolverán o no el dinero del rescate está por ver; el pueblo soberano de Grecia apoya a sus representantes, por ahora.
Además Francia y Alemania han llegado a un acuerdo de alto el fuego en Ucrania donde oficialmente no pasa nada. La cara de satisfacción de Mr. Putin lo dice todo, el primer ministro ucraniano no sabe donde esconderse ¿Rusia cederá algo en otro campo?
Luego Hollande y Merkel corren al consejo de la Desunión Europea ha anunciar lo que ellos han conseguido, en una reunión, de esas donde si se decide algo y donde la EU no estaba representada.
El Reino Unido, tiene más que decir en el asunto del HSBC que en otros temas ¿Cuando estallará el problema?
En España los partidos políticos corren, tienen que centrase, organizarse, reorganizarse, pensar en que van a vender, quién vende y quién no vende, donde hay posibilidades de sobre vivir. Se teme el efecto contagio del electorado y su tendencia a confundir churras con merinas, dentro de su soberano derecho a confundirse; el PSOE toma decisiones nunca vistas, después de tantos años. 
Es imposible la catarsis, algo muy griego, sin cambiar.

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