domingo, 3 de enero de 2016

No es lugar para viejos.

Es público que me gusta Rafa Nadal, lo confieso abiertamente, cuando gana y mucho más cuando pierde.
En este año terminado en estos meses sin encontrarse a si mismo ha debido sufrir; no es la primera vez que le ocurre y puede que sea la última. Supongo que el futuro, que tanto preocupa a los humanos, lo tiene solventado hace tiempo, y sus cualidades podrían dar juego en múltiples actividades, pero se siente con fuerzas para competir y no quiere apartarse de otra forma que no sea ganando.
¡ Ojalá hubiese muchos Rafa Nadal en otras actividades o profesiones!
¿Qué tienen en común Artus Mas,"el me agarro a este sillón como sea porque no soy nada sin él",  y Rafa Nadal? Nada, porque por ser no son ni del mismo equipo de fútbol.
¿O los aspirantes a arreglar lo votado por los ciudadanos el 20D y nuestro laureado tenista?
¿Y la mayoría, inmensa mayoría, que vemos entre los personajes públicos, relevantes, teórico ejemplo bandera y guía de nuestros tiempos?
Abunda poco, escasea el ADN Rafa Nadal o su cadena genética, habría que conservarlo; claro que sus hermanos con el  mismo genotipo no son iguales y les falla el fenotipo.
Además compartimos afición por los mismos colores en un campo de fútbol, fue un fenómeno que nos ocurrió de pequeños y no podemos renegar como vulgares caballeros sin principios ni ética. 
Hoy jugamos en Valencia, otro partido complicado, contra un rival que dará más de lo que pueda.
La incógnita es lo que seremos capaz de ofrecer; el comportamiento de un equipo competitivo o la frustración de las medias tintas.
Ya veremos.

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