miércoles, 27 de enero de 2016

¿Zuckerberg o Rivera?

No son futuros fichajes del Real Madrid, son personajes conocidos por diversas circunstancias.
Mr Zuckerberg en Facebook, lo suyo, pone una foto enseñando a nadar (?) a su hija, qué gran acierto, y Fran Rivera toreando con la suya(?) en Instagram. Todo el mundo a opinar y más por lo del torero.
Sólo espero que no me llamen desde Australia para que opine sobre el asunto.
Además se llenan los medios de fotos de padres haciendo el inconsciente con sus vástagos o se habla de actos/espectáculos, costumbres repartidas por las Españas donde niños intervienen jugándose el pellejo.
He estado a punto de mandar alguna en parques de atracciones como Efteling, Universal Hollywood u Orlando donde pase malos ratos y sustos más allá de lo previsible.
A mi me gustan los toros, lo confieso. Debo ser uno de esos tarados a los que su padre de pequeño lavo el cerebro en la Ventas del Espíritu Santo y tuvo la fortuna de contemplar alguna gran faena que otra y algún toro espléndido, majestuoso, bravo y orgullo de su raza. Contemplé la belleza del arte de los elegidos y el amor por el noble animal cuando doblaba; vi más dignidad que en muchos otros lugares. Seguramente soy una persona incivilizada, inculta y llena de odio a los animales, aunque no consiga explicarme el trauma que me causaron.
Diré que nunca me gustó Rivera como matador/toreador ni cuando llegó a a su plenitud, no me transmitía nada; como personaje del papel rosado me dice menos, me importa un bledo y aunque se ponga chistera se ve que es bajito. Sin embargo se está exagerando lo que puede que sea una simple equivocación; se dedican a condenarlo, crucificarlo y ocupar horas escritas o de pesados tertulianos.
Se establecen bandos; se discute sobre toros entre taurinos y los muchos anti taurinos; se convierte el tema en algo insoportable. Incluso hay quien afirma que el supuesto maestro (digna palabra para usar con ligereza) tiene mucha visión, experiencia y conocimientos para mantenerse en primera página.
Casi todo lo que oigo y leo me parece patético, exagerado, vulgar y demasiado interesado.

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