lunes, 11 de enero de 2016

Y se borró David Bowie.

A veces te cambia la vida una persona. Hay personas que tienen el poder, fuerza, don, para hacer que tu vida cambie con su simple presencia. 
Mientras estas con ellas, estas con aves raras de singular belleza y magia que te hacen olvidar la vida misma; respiras porque la respiración es un acto reflejo, cambias tus rutinas, te olvidas de ti, que es muy sano.
Si desaparecen de tu presencia te puedes agarrar a recuerdos, memoria, fotos, videos o grabaciones, pero es más sano volver a los ejercicios respiratorios, aprovechar las energías y proseguir la búsqueda.
Era noche de Golden Globe en Hollywood, con y sin sorpresas; como dijo R. Gervais, el inglés provocador de agudeza natural, "son unos premios que unos periodistas establecieron para hacerse un selfie con los famosos". 
The Martian gana como comedia o musical(?) en esos equilibrios de los premios para contentar, aunque Ridley Scott sigue a lo suyo, hacer películas, a pesar de la edad; Leo diCaprio se prepara para recibir su Oscar y posa como Clark Gable sin orejas ni sonrisa. 
Unos repiten Globe, o otros entran en el club de los premiados, casi todos se tomarán sus copas, después de hacerlo en la ceremonia y la pena es no poder observar lo que dicen a vista de pájaro, lo que hacen es cuestión de espíritus voyeur.
Allá en la costa este, en las calles de Manhattan ya no verán pasearse a David Bowie, también era un buen actor; seguramente vivió la vida que quiso y en el peor de los casos la que supo vivir.
En medio de estas noticias del mundo del glamour del cine y rock and roll, el candidato Mas se va, se borra; no sabemos bien a donde porque es como una mosca en un verano pegajoso; lo triste es lo que deja y las caras de los adaptados sucesores, no hay glamour ni mucho menos.

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