domingo, 17 de enero de 2016

Un partido de 11 minutos. Coliseo romano XI.

El recuerdo de Manolo Velázquez flotaba en el aire frío, aunque la última vez que jugó en este casi mismo césped fue hace 38 años, quiere decir que para recordarlo tienes que andar por encima de los 45 ...si tienes excelente memoria.
El equipo local de salida es el que más me gusta, aunque admito a James si esta bien por Isco; de hecho lo preferiría, pero no está fino.
El rival, los del Sporting caen bien, su entrenador fue un honesto y buen defensa en su momento, llegan con las ganas de todos de exhibir sus cualidades y apelar a la fortuna.
Empiezan con una poderosa línea de cinco lejos del portero y con las mejores intenciones; sin embargo pronto se les cae el tenderete
La cuestión es qué hacer cuando el nivel de acierto/precisión es tan elevado  que en 17 minutos te han metido cuatro goles. Ya a la mitad han recibido cinco los visitantes y eso que Cuéllar es un buen futbolista. En la ida paró todo, ahora se dedica a recoger el balón del fondo de las mallas.
¿Cómo reaccionar?
¿Cuanto es culpa del acierto y cuanto de fallos individuales?
¿Qué parte es buen juego propio y cómo influyen los desajustes contrarios? 
Es cosa de dos; no hay que exagerar nada, si es cierto que últimamente están acertados, concentrados y precisos. 
El Sporting con todo el respeto es lo que es, pero también es cierto que este año contra equipos de nivel similar la imagen y aciertos no eran los más adecuados.
En la segunda parte, aburrimiento. Los del Sporting debieron pensar que hay que ser más resolutivos en defensa y dar más cera; sin Bale y Benzema lesionados sus sustitutos no les mejoraron y el ambiente era de ver correr el tiempo, de imprecisión y compadreo para acabar 5-1.
Del árbitro no hablo.

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