martes, 21 de agosto de 2018

Quesadillas, mojitos y hamaca.

Desde estas latitudes y con el Pacífico cerca se ve España lejos, muy lejos.
Cuando te levantas, desayunas, el día esta cerrado, la jornada finiquitada en Europa, acontecimientos que esperabas son ya historia. Este desfasaje, en el mundo globalizado se parece a la sensación de los que juegan la jornada deportiva después de los rivales, ahora nos toca a nosotros. 
El contacto diario con los que dejamos en la vieja Europa nos permite ver que mucho europeo sigue de vacaciones porque hace calor y no se puede uno concentrar. Lo curioso es que aquí también hace calor, a veces mucho, hay humedad y el aire acondicionado, que todo hay que decirlo. En estos calores, por razones desconocidas me vinieron recuerdos de veraneos en los sesenta, donde probablemente mezclaba realidad y películas, algún clásico de esos que contaban con colaboraciones ministeriales para fomentar el turismo que daba una imagen no tan negativa del régimen político. Supongo que una sueca en bikini no es suficiente ahora para animar al personal ni un sueco tampoco. Tengo claro que las nórdicas pisaban fuerte pero no se si entre los varones habría que escoger a un latin lover, como el gran Valentino o el no menos grande Alfredo Landa. En estos tiempos de #Metoo (aunque una de las reclamantes al parecer esta en problemas porque ella hacia lo mismo con el sexo opuesto) hay siempre que mencionar que no sólo lo llamado masculino existe, que hay lo femenino y combinaciones que hacen que me confunda y me entre sueño en una siesta mexicana.

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