miércoles, 3 de abril de 2019

Entre el corto y largo plazo.

Un amigo mío o un conocido, que era más amigo que otra cosa, hablaba de su profesión y decía que todos eran yougourths con fecha de caducidad, era cierto. Esta frase un tanto cínica encerraba el pensamiento de un hombre ambicioso un tanto decepcionado.
Todos los de esa época ya no están ni en política como refugio y él murió relativamente jóven , de sorpesa. 
Forma parte de nuestra condición humana, frágil, temporal, sujeta  a los vaivenes de la vida y que puede cambiar de la noche al día. 
Nos debatimos entre el carpe diem de los Romanos y la trascendencia de la cultura cristiana que cambió el Imperio. De pronto interrumpió esa secta de judíos y empezaron a predicar que todo esto, lo de la vida terrena, es  pasajero y temporal, que hay otra vida para la eternidad. Y aquí estamos.
La sensación general es de pensar siempre en el corto plazo no planear mirando al futuro. Lo del cambio climático es una de las mejores pruebas. Nos vienen avisando, asustando, con las consecuencias fatídicas y poco hacemos. La vorágine del día a día nos aferra al corto plazo, lo inmediato, al jóven porque es jóven y al viejo porque es viejo, los que vengas detrás que arreen.

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