martes, 30 de abril de 2019

Los Balcanes, Venezuela.

De la resaca electoral en España se hablará mucho y tendido hasta que llegue el verano, no es ese el problema. Lo grave es la sensación que nada ha cambiado, como si lo que dicen unos y otros fuese una ficción, un sueño, la realidad virtual paralela, como si no hubiese consecuencias en los votos, los actos, las decisiones. 
Visto fríamente no hay indicios de cambio, si resultados, vencedores y vencidos. 
Si se ven los votos en Cataluña, la desaparición del PP, la posición de Ciudadanos y lo ambiguo del PSOE, el cocktail resulta explosivo. Los independentistas de Cataluña van a seguir en esa vía descarrilada con objetivos claros o mejor un único objetivo, el líder sera el señor Junqueras. 
Algo parecido, y distinto, sucede en el País Vasco, con diferente estilo. Realmente el resto de los españoles ¿qué quieren? ¿de qué son conscientes? 
Desean vivir mejor, disfrutar, no meterse en problemas,vacaciones, puentes, trabajar o estar ocupado que se asocia, luego jubilarse pronto, con mucho dinero, la vida son dos días, nada de líos y menos en un sitio del país que han visitado alguna vez pero dan más problemas que otra cosa. No hay mucho elemento en el cual apoyarse, no hay motivación suficiente.
En otros lugares la situación apremia, esta mañana hacía fresquito, desapacible, lloviznaba, se apreciaba algo caliente. Al principio The New York Times no hablaba mucho de los acontecimientos en Venezuela, se mencionaba con más ardor en los medios de España. No se realmente qué pasa y cómo acabará, no hay mucho margen o es una cuestión de tiempo.

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