lunes, 11 de mayo de 2020

Por las calles de Madrid

Boccherini, vivió un tiempo en Madrid, murió en Lavapiés, no de coronavirus, a mi me encanta su música, su composición "paseo nocturno por las calles de Madrid" me sube la moral, vuelvo sin querer a ese año de 1805 cuando falleció, en Lepanto la victoria y la muerte en Trafalgar, Master & Commander. El otro día en un paseo por mi barrio, escuchaba al quinteto en mis cascos de fabricación nacional. Mi barrio, donde las calles cogieron los nombres que otorgaba mi santa madre, o se inventan ahora otros, confundido me tienen con la memoria. Embelesado por Boccherini no me daba cuenta que el tiempo volaba, me metí, sin querer (o queriendo, nunca se sabe) en otra franja horaria de la fase. Los paseantes subían la media de edad,  muchos eran parejas de años aguantándose, ellas en mejor estado. Ya se veía que las peluquerías habían abierto, las señoras lucían impecables, el vice Iglesias debe estar encantado, las ortodoncias desconozco si pueden abrir para que le metan mano. Los ancianos, esa edad que ya no se donde empieza, aunque hay viejos prematuros, entusiastas abuelitos, se iban configurando alrededor del deterioro, el tiempo que no perdona, exponían dignidad. Hacían cola en las pastelerías, se apoyaban el uno en la otra, un bastón cumplía su función original, me imagino sus pensamientos. Entonces vi a un hombre,75, 80, 85 años (?), sentado en un banco que creo está rigurosamente prohibido. Se había quitado la mascarilla, el muy osado, hacía calor, picaba, vamos un coñazo, las gafas se le empañaban porque no había hecho el cursillo de evitar empañarse las gafas con mascarillas o no había prestado atención. Se encendió un cigarrillo con estilo, dedicación, dió una calada profesional, la mascarilla graciosamente ladeada. De pronto me sonrió. Yo oía a Boccherini, pensaba en aquel nefasto octubre de 1805, en aquellos que salían de Cádiz, quizá sus familiares les siguieron hasta perderse en el horizonte, como aquel entrañable humano fumando sabían a donde iban.

1 comentario:

  1. Puro costumbrismo castizo. Fogonazos de la vida cotidiana. Un presente enardecido por la música de Boccherini. Qué bonita es la vida a pesar de la peste roja.

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