jueves, 26 de octubre de 2023

El trompetista.

 He tenido un desliz por leer muy rápido, por no disfrutar. La noticia se refería a otro candidato a un puesto en la burocracia gringa, en medio  de las  grandes dificultades para conseguir un speaker, ya que Kevin Spacey aunque absuelto de sus cosas, que no quiere decir que no sea lo que probablemente es, no estaba disponible como en House of Cards. Le condenaron antes de tiempo porque hoy más que nunca está la condena popular, la de los medios, y luego la justicia. Me pareció en mi velocidad de leer que había un candidato Trompetista, de esos que tocan un instrumento, me pareció una genialidad americana y pensé en el jazz, esa música que me gusta mucho. No señor, era un candidato Trumpista, ahí le duele. Son los problemas de tener un apellido que da lugar a equívocos, a mi me pasa mucho con el mío, los míos, o me pasaba. Estoy acabando un libro, donde buscan una candidato para que el rey le nombre presidente del consejo de ministros y las páginas finales, o último tercio, son esos años de fin de la dictadura de Primo, su muerte en Paris, la llamada dictablanda de Berenguer y la llegada de aquellas elecciones y la República. Probablemente el autor dice verdad, en medio del lío de nombres, candidatos e inútiles, la búsqueda de culpables y la desesperación, Ese 1930-31 siempre me hizo tener pesadillas, aunque no hay que tiene miedo a las pesadillas ni a nada, todo forma parte de la existencia, en aquellos tiempos se buscaba un trompetista o una orquesta completa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario