sábado, 14 de octubre de 2023

Trabajo que ennoblece.



El cuadro de la foto es de Rafael, acabado un año antes de la muerte del papa Julio II retratado con 68 años, la barba es excepcional porque guardaba luto que duró unos meses por la perdida de Bolonia, en aquellos tiempos ya eran años. Debió ser cuando tenía 14 años, me gustaba ojear los libros que había en las estanterías de casa y una vez encontré un libro sobre Buonarotti, muy bien encuadernado, las fotos en blanco y negro, grandes, sus obras más significativas. Despertó un interés por ciertas cosas, el arte, las ciudades de Roma y Florencia me fascinaban, había que ver todo eso, el Renacimiento como un milagro donde surgían artistas por todas partes en eso que ahora llamamos Italia y entre ellos, sobre todos ellos, Buonarotti. Un verdadero genio apodado entre sus contemporáneos como Il Divino, no por las cosas que hizo sino por su potencial, capacidad de crear. No sé cuantas largas vidas tendría que haber vivido para acabar todo lo que su cabeza concebía. Y al mismo tiempo unos años de su vida Buonarotti convivió con el papa Julio II que eligió ese nombre por el gran Julio Cesar. Un hombre renacentista, de acción de genio muy vivo, un guerrero, con al menos una hija, amantes y papa. El Santo Padre. tenía a los Borgias como enemigos y la Iglesia católica comenzaba el siglo XVI en una situación muy complicada. Siempre me he preguntado como llega un hombre como Giuliano de la Rovere, Julio II, a presentarse ante su creador. Lo que la Iglesia católica ha aguantado me recuerda eso de ...y las puertas del infierno no prevalecerán ante ella. Y sigue.

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