martes, 29 de octubre de 2013

De justica y leyes.

¡Qué difícil es ser justo ! Imponer la justicia es más sencillo. Desde la política hasta el fútbol, en cualquier aspecto de la vida. Creo que una buena justicia, sana y equitativa mejora la convivencia.
Su señoría tiene que impartir justicia y pronunciarse conforme a la Ley, su obligación es hacer que la Ley se cumpla. Todos los ciudadanos, incluido él/ella, nos regímos por el imperio de la Ley.
A veces un buen juez puede lamentar una sentencia, como el simpático juez de la película "Liar Liar", película "familiar/americana/Hollywood", de humor, con la tragedia del divorcio y el dinero; con el panorama de unos niños utilizados por la madre, en este caso. Un buen juez puede opinar que determinada ley no es la mejor y que habría que cambiarla, adaptarla, evolucionarla.
La aplicación de la Ley no es una teoría, afecta a las personas y cuando afecta duramente, duele mucho, mucho más.
No puedo dejar de pensar en esas personas que se encuentran injustamente tratadas por las leyes. Y les comprendes, te solidarizas, como tanto gusta decir ahora. Aún así, como el juez que reflexiona y mueve la cabeza pides calma y aceptar la realidad. Continuar luchando por cambiar las leyes que haga falta para que sean mejores, porque esas leyes repercuten en la vida y hacienda de las personas, algunas de las cuales ya no están entre nosotros.
Los temas de Justicia son, probablemente, los más trascendentales. Pienso que en la injusticia está la raíz de casi todos los males. Sólo en la sensación subjetiva de estar injustamente tratado hay mucha frustración y reacciones equivocadas. Hay que evitarlo.
Y para no ser muy trascendente hablaré de temas de fútbol.
El presidente de la FIFA, Sr, Blatter, cuya imagen deja bastante que desear, se permite en algún lugar de Oxford, UK, reirse de CR7 en una parodia, aplaudida, actuando entre Chiquito de la Calzada y Chiquilicuaque. En ese pretigioso centro cultural inglés, que a lo mejor lo es también del humor.
Afortunadamente la justicia en el fútbol es más sencilla de conseguir. No depende de presidentes de FIFA o de comités de árbitros. Se basa en el trabajo diario, el esfuerzo, la calidad y un poquito de suerte para que entre la pelotita.
Vamos como todo en la vida.

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