miércoles, 7 de enero de 2015

Diferentes formas de enfrentarse a un problema complicado.

Podríamos decir que enfrentarse al deterioro, a la muerte, es un reto que nos llega  casi todos.
Hay una película que cuenta un hecho real se llama "One chance" es de 2013 y se basa en el hecho real de un concursante del programa británico, Britain's got talent, que elige al mejor concursante en variedades y el que gana actúa ante su reina. 
El protagonista es un chico con una voz maravillosa que adora a Pavarotti; solitario, buena persona, ha sido acosado por sus compañeros desde niño y sufre varios duros reveses de enfermedades y accidentes; conoce una chica estupenda y al final triunfa. Te alegras, es positiva, como un partido de fútbol donde ganas en el último minuto, aunque te hayan hecho pasarlas canutas.
Luego está otra, titulada 'Still Alice", de este año, donde Julianne Moore buscará su Oscar anhelado. Una bella/inteligente/ de buena posición/culta/triunfadora mujer, felizmente casada, con tres hijos, descubre que tiene una Alzheimer, muy raro, con sólo 50 años, genéticamente hereditario y demoledor.
Dura historia, no como la primera que he contado. 
El caso es que ambas situaciones, raras probablemente, ocurren.
Al final haces lo que puedes, lo afrontas como puedes, y ves que lo único que queda, que recuerdas, la luz última encendida, antes de sumergirte en la nada de los recuerdos, aunque estés vivo, sin memoria, es el amor. Eso es lo que le ocurre a Still Alice, mientras es ella.
Esto si es hermoso, que el ser humano, lo último que quiera resumir sea la palabra amor y el sentimiento, la fuerza que produce.
Me acuerdo que alguien dijo algo así, en una carta, como que "si no teneis amor..." el resto no vale nada. 
Algo en lo que pensar seriamente.

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