viernes, 30 de enero de 2015

No se si queremos, podemos, y sabemos.

Ha llegado una época de calma después de las elecciones griegas, también porque se acercan tiempos de  carnaval, la gente se cansa o hay que observar movimientos. Una cosa es hacer política de oposición, participar en debates televisados, dar entrevistas a medios favorables y otra muy distinta gobernar. Como entrenarse y jugar una eliminatoria, y otra, o un campeonato.
El gobierno griego supongo que está contemplando como es la situación real, o a lo mejor ya lo sabía. Me suena extraño, porque suelen encontrarse sorpresas bajo la alfombra al entrar en casa.
Hay dos temas prioritarios  ¿Cómo pagar las deudas? y ¿dónde encontrar el dinero?
Puede que sea fuera de la Desunión Europea, que haya otros aliados o que se intente un equilibrio malabarista en Rusia o China, ya veremos.
Aquí seguimos en plena pre campaña y sólo una cosa parece clara, hay partidos que perderán votos porque la gente no votará a lo que siempre ha votado, cambiará su voto con la esperanza de mejorar. Es el voto de la decepción. 
¿Es suficiente?
No lo se y poco importa. El voto es libre, individual, un derecho y un deber; por eliminación no se puede votar a quién no se presenta y a alguien hay que hacerlo o votar en blanco.
Los partidos siguen con sus estrategias, normalmente para mantenerse, para perder el mínimo protagonismo. Lo triste es la poca profundidad en el debate, la falta de ideas con mayúsculas, de criterios, la escasa claridad en las explicaciones y el exceso de oportunismo; excepto el argumento de las cosas que se han hecho mal y los errores del otro.
Y me temo que la gente votará a alguien:
Porque este harta, cabreada y decepcionada.
Porque hay que dar una lección.
Porque las promesas atraen aunque estén vacías de contenido.
Porque el nivel es el que hay.
Porque somos quién sabe.
Etc, etc....
Todo muy legítimo e insuficiente.


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