jueves, 23 de marzo de 2017

Algo huele a podrido.

Leo, leo, historias, anécdotas, muchas con intencionalidad ( al menos los titulares) y no me identifico. De pronto un atentado en el bello puente de Westminster acapara casi todo. Otros hecho absurdo, como tantas cosas; una manera de matar gente aleatoria y que depende de las circunstancias el número de victimas; una idea en el brain storming de los terroristas en busca de un único objetivo.
El caso es crear una situación que sea complicada de defender por las fuerzas de seguridad.
Los políticos exponen sus argumentos o banalidades ( más si están en campaña electoral como Le Pen) y culpan a la emigración. Luego sale que el asesino nació en Kent, England.
Como estoy metido con Bertrand Russell descubro que este señor erudito e inglés, no consideraba el Islam un movimiento religioso universal y me pregunto en qué mundo vivía o es que la primera mitad del siglo XX, sin petróleo fue otra cosa.
No opinan solo los políticos en campaña, en medio de esto me llega, otra vez, el comunicado oficial del iman Hukfhas Al Hirahz que es repetitivo y al parecer falso porque ese señor no existe.
No nos pone bien a los españoles, nada bien. Lo que me preocupa no es su falsedad sino la exactitud de las afirmaciones.
El mundo occidental, o su posible decadencia, no sabe hacer frente a un problema complejo como es el de los musulmanes que  intentan conseguir sus objetivos como sea. Y lo cierto es que son universales, no son pacíficos y los llevan escritos, es decir las ideas claras. Ante una idea clara hay que exponer otra y a nosotros nos asaltan las dudas y las indecisiones.

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