jueves, 9 de marzo de 2017

El mejor amigo.

El del hombre ya se sabe cuál es, bueno y también el de la mujer; supongo que puede ser indistintamente perro o perra.
Aqui veo muchos, en los parques, o cerca, la mayoría con bolsita pero los hay guarros. Lo que se ve mucho son razas de perros exóticas no un pastor alemán o dálmata, como los que yo tuve, hay como una pugna por conseguir el animal más raro.
El perro debe hacer compañía o conseguir que el dueño se sienta mejor; los homeless también van con su animal de compañía o mascota, palabra absurda que suena a circo y más para estos señores que tienen que pensar donde dormir o comer todos los días.
El caso es que siempre me ha llamado la atención la mirada de estos animales, me ha parecido en general triste o de suma comprensión, supongo que es la falta de inteligencia humana o la limitación en captar sentimientos. Es como si mirasen con suma atencion, que entendiesen lo que pasa al consabido dueño y sobre todo que no criticasen, no hacen comentarios ni puntualizaciones.
A veces, en medio de un mal partido del Madrid, me he preguntado si eso es inteligencia.
Los perros no dan problemas mientras hagan sus actividades acopladas a su edad y raza, no suelen ser nada puñeteros. Es un animal comprensivo, casi caritativo y generoso, porque a lo mejor le importa un pimiento, como si escuchase sin hacer comentarios, quizás de ahí el éxito como compañía.
En las personas, llamadas mayores, o desengañadas o simplemente viejas o con la salud así así, el perro puede que sea un sustituto; en los llamados jóvenes - dato que se amplía ya a los cuarenta- no se bien el papel que juega.
Al ser humano eso de tener inteligencia le complica la existencia; quizás los robots del futuro deberían enfocarse más a la falta de inteligencia que da menos problemas mientras comas, pasees y tengas bolsita.

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