lunes, 6 de noviembre de 2017

El largo y tortuoso camino, que decían The Beatles.

Me estoy cansando del tema y al mismo tiempo soy consciente que no debo rendirme.
Comienzo a aburrirme de mi mismo, de dar vueltas a algo que hace mucho pensé que pasaría porque hemos sido blandos, ingenuos, confiados, torpes, interesados por momentos, deshonestos y cobardes.
Me harto de oírme sin respuestas.
¿Es qué no hay otros asuntos?
No tengo ninguna duda del carácter tenebroso, como un Halloween, de aquello que se entiende como el "procrés. Los independentistas, los de siempre y los que se apuntan, han intentado construir un entramado basado  en pocas cosas buenas y lleno de mentiras, pero ahí están. Al parecer todos son sentimientos.
Leo sus entrevistas en inglés o francés, la repercusión en los medios, el victimismo, la manipulación de la democracia & libertad, el lavado de cerebro, la argumentación y en casi todo percibo, tengo la sensación, que el partido del gobierno, los partidos constitucionalistas van por detrás. Sus líneas de acción no están claras, su postura es casi siempre reactiva, a la espera. Pocas veces tienen la iniciativa.
Se me ocurre que hay que pasar al ataque, con las mismas armas y para eso se necesita la unión que muestran los independentistas que políticamente representan su propios extremismos, desde la CUP al PdeCat.
¿Qué pasaría si uno, dos o tres millones de españoles nos desplazásemos a Cataluña para decir que es España y apoyar a los que allá piensan así, en otra pacífica manifestación?
¿Qué pasaría si cogiésemos nuestra cacerola y en lugar del Camino de Santiago buscásemos las veredas de Girona, las verduras de Lleida, el pescado de Tarragona e incluso nos plantásemos ante el Nou Camp con más cacerolas?
Seguro que se lo tomarían como una provocación, tan sensibles ellos.

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