sábado, 18 de noviembre de 2017

Reconocer cuando lo haces mal.

No debe ser tan fácil decir perdón y reconocer los errores, o somos sordos, o nos equivocamos poco.
Claro que también depende que hagas con tu vida, cuando rectifiques ( si debes hacerlo) y como acabes.
En esto del final nunca se sabe.
Hay gente, mayor o no tanto, diagnosticada con una enfermedad terminal (normalmente un cáncer) y te dice: no tengo miedo, ya se lo que es la muerte estoy tranquila ( o tranquilo si eres de Podemos o el PSOE).
Otros como un matrimonio de Vic que son independentistas y ella aspira a ser la presidenta ( no presidente) de la Generalitat, el día de la lotería de Navidad, y tienen una niña pequeñita y la llevan  a votar, sólo le hablan en catalán y supongo que de mayor seguirá siendo independentista y corre el peligro de estar un poco limitada en sus horizontes, aspiraciones, cultura, mundo, porque son independentistas ( o independentistos, que ya me pierdo).
Yo de mayor ya lo se, se lo que quiero ser: independentista.
Y  ¿cómo me quiero morir? Independientemente, que morir de otra forma es un follón.
No tengo claro de que me quiero independizar. 
Incluso si los del Madrid nos quisiésemos independizar, ya no jugaríamos contra nadie o jugaríamos sólo contra equipos de Valdebebas y en Valdebebas  o Chamartín y siempre ganaría uno de nosotros. No seríamos universales, ni Noble & Bélico, no nos seguirían en la Fiji. El balón de oro siempre lo ganaría un jugador del Madrid. No tendríamos miedo de que nos ganasen en ese estadio del Atleti esta noche, que no estamos muy finos.
Miedo nunca. 
No puedo evitar pensar en el submarino argentino ARA San Juan, ( yo he pisado su cubierta) en su dotación, sus familias. Me preocupa porque ya ha pasado un tiempo. Debemos mantener la esperanza y rezar.

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