sábado, 13 de enero de 2018

El bien supremo.

Toda una vida buscándolo y no lo veía , ciegos o medio tuertos, resulta que hemos sido unos egoístas porque no queremos compartirlo con el resto del planeta. Afortunadamente un señor que sólo parecía un político más, en medio de una vulgaridad excesiva, nos ha iluminado.
No me sirvió para nada mi afición a la filosofía ni el tiempo que dediqué a esos sabios que en el mundo han sido. Por fortuna ha surgido un parlamentario catalán, hombre educado en las mejores escuelas, dicen que con sentido común, perteneciente a Ezquerra Republicana de Cataluña, el encargado de revelar el oráculo. Independentista, forma parte del Congreso de los Diputados. no está en la cárcel. No es un político preso, sino un político que lucha porque Cataluña ( quizás alguna parte más de las Españas) se convierta en república independiente. No ha ido a la cárcel por sus ideas, sólo de visita, porque vive en un estado de derecho y la ley le ampara. Si ha visitado a sus compañeros de religión que van saliendo porque mienten a un juez de lo penal que necesita pruebas, evidencias y delitos y no puede basarse en lo que uno piensa.
Este señor de poblado bigote ha hablado. No sabemos si ha sido iluminado directamente o es el portavoz.
Me ha bendecido diciéndome cuál es el bien supremo. 
Ciego he estado hasta ahora. Resulta que el bien supremo no es lo que pudiesen afirmar Aristóteles o Kant, no tiene nada que ver con el espíritu. El bien  supremo es algo palpable, como la butifarra. Está en este mundo, concretamente en el nordeste de España en una región que se llama Cataluña. Ahora puedes ir allí y verlo, es tan claro tan diáfano que hay que estar perturbado mentalmente para no darse cuenta. Es un bien superior, excelso, majestuoso. Como aquellos que pulularon por la URSS o Alemania en el siglo XX, que tanto bien hicieron a sus pueblos y al resto. El bien supremo se llama totalitarismo, si el otro no piensa como tu, hay que ir a por él. Ahora el bien supremo habla de medios pacíficos y diálogo para sortear a la ley. El bien supremo ha aprendido.

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