miércoles, 3 de enero de 2018

Más grande y más poderoso.

Como decía Serrat en una de sus canciones, sobre sus amigos del barrio, siempre disputaban a ver quién la tenía más grande. 
En estos días un norteamericano y uno de North Corea utilizan similares argumentos. Lo malo es que son el presidente del país más poderoso y el presidente de una pequeña nación  al cual los líderes de China utilizan según les conviene. A eso hemos llegado, como si de una pelea callejera se tratase, en alusión al instrumento masculino "my nuclear bottom is much bigger & more powerful". Seguramente todo quedará en chavacanería de Twitter.
Nos acercamos al final del primer año de Mr. Trump y ahí sigue. 
He visto una película "The Post", con un director como Spielberg, actores de primerísima fila y finalizada en un tiempo record, con las complejidades de una producción de esta envergadura. Es entretenida, bien realizada, pero no madurada, es un vino descorchado antes de tiempo. 
Cuenta la historia de como The Washington Post pasó de ser un periódico provinciano a liderar la libertad de prensa, en medio de la reelección de Nixon y justo antes del Watergate. Hay algo de prisa porque se trata de los premios y de darle a Mr. Trump, como ha sido desde el principio. La guerra de Vietnam y la ocultación de información a la opinión pública  a lo largo de administraciones (desde la de JFK) demócratas o republicanas pulula por detrás. No tienen nada que ver, Nixon con Trump, Vietnam con Corea, o los setenta/setenta con este 2018. La película no cuenta con todos los hombres del presidente ni Jason Robards hace de Ben Bradlee, aunque ponga los zapatos encima de la mesa.
Es como si ya quisiesen hacer una película sobre Harvey Weinstein. Y es que eso que los hombres ocultan, ( a veces), en el interior de la bragueta da muchos quebraderos de cabeza

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