jueves, 11 de enero de 2018

La crisis en el Real Madrid.

Como un gripazo inoportuno, la crisis ha llegado cuando menos lo esperaban sus aficionados y para alegría de sus enemigos. Las razones son obviamente los resultados y el mal juego del equipo. Se añaden otros factores colindantes como la pujanza de los rivales en Europa y nacionalmente de forma que cualquiera que nos toca en un sorteo nos pone en aprietos. Hay además detalles como el gafe de Puigdemont, tipo gafado a todos los niveles, que estaba cuando perdimos en Girona y no se yo si no hace vudú. Bromas aparte, el entrenador que se lleva bien con los jugadores (por ello no se ha ido todavía) no es capaz de dar con los cambios que animen al espíritu y se traduzcan en garra, juego y goles. Los fichajes ahora no servirían para mucho. Lo curioso es que el Madrid ha vendido  y no se ha gastado prácticamente nada en los últimas temporadas, es decir se pensaba que la plantilla era más que suficiente, adecuada y competitiva.
En 2000 cuando llegó Floren a la presidencia, se trataba de modernizar el club, que siguiese perteneciendo a sus socios. El objetivo fue devolverle a su nivel adecuado de prestigio y categoría, conforme a su historia, utilizando el Manchester United como referencia de gestión en cuanto a marketing, para expandirse en mercados como el Asiático y Norteamericano. Globalización en marcha. Se consiguió ser competitivo de nuevo, con sus aciertos y errores en cuanto a jugadores o entrenadores, y la siempre amenaza de tener que ganar.
Ahora el reto es de otras dimensiones, porque el dinero ( que ha producido una inflación en los precios) viene de entidades estatales que utilizan los dólares de sus reservas energéticas para invertir en proyectos futbolísticos, porque es rentable y trasciende en los medios. El Real Madrid es una sociedad deportiva, independiente, de sus socios, que no quiere ser de dueños extranjeros ni contribuir a las ínfulas independentistas de nadie. La pelota entra cuando se juega bien y se tiene suerte, pero hay que saber lo que hace el enemigo.

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