domingo, 2 de septiembre de 2018

House of cards, día del trabajo.

En USA los días festivos caen estratégicamente y la mayoría en eso que los carpetovetonicos llamamos puente. Este fin de semana es largo, es Labor day, se trata de festejar el trabajo, a los que trabajan, a todos supongo.
No sé si aquí se trabaja más, sé que hay menos paro, más oportunidades, es más sencillo, se mueve mucho y no hay que ser un genio.
Es como comparar el House of cards de Kevin Spacey con el original UK.
A mi este Mr. Spacey ( incluso cuando le conocí en persona) siempre me pareció muy falso y la versión Netflix, de tanto éxito, me producía cierta repulsión. La británica de 1990 es mucho mejor. El protagonista Ian Richardson ( 56 castañas inglesas cuando filmaba) no sé qué tiene que hipnotiza a señoritas brillantes y bellas. Me dicen que es la erótica del poder, ese poder absoluto que corrompe absolutamente. Son esos políticos a los que F.U., primer ministro de su majestad graciosa, justifica en sus monólogos con la cámara, habla de todos los políticos del mundo, los que valen, sirven y hacen algo, a los otros ni los considera. Los asesinatos, el sexo, la brillantez en la oratoria, son cosas de los guionistas.
Intentó descubrir en nuestra España que harían los guionistas para descubrir a todos esos políticos que se creen que nos representa. Por cierto en la versión británica de House of cards el rey, por fin sucesor de su madre la reina, sale muy bien parado.

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