miércoles, 12 de septiembre de 2018

No te vayas todavía, no te vayas por favor.

Me hubiese gustado conocer a un genio en mi vida, no hay tantos y quizá las estadísticas para toparme con ellos, estaban en contra mía. Es una reflexión que me ha brotado al hablar de Jim Henson, que murió con 53 años, inesperadamente y dejando muchas cosas sin hacer, al parecer después de Walt Disney o a su nivel. A veces los que se van "jóvenes" nos da la impresión de ser geniales porque prometían mucho, abriendo muchas expectativas.
Genio, ¿qué es un genio?
El de la lámpara de Aladino lo era porque podía hacer lo que quisiese aunque estaba condenado a su habitáculo y a cumplir los tres deseos de su dueño, después de frotarla. 
He conocido a algún tipo genial, de gran inteligencia, un humor fino, y acertado, junto a una capacidad de improvisación.  Este tipo de genio me hacía reír y casi todo lo que decía era brillante y original, también bebía constantemenete, sobre todo cerveza y nunca parecía ebrio.
En los deportes he visto alguno como espectador, esa clase de genios que cambian una situación cuando menos te lo esperas, sorprendiendo a sus rivales, al público y a los extraterrestres. Genios del arte, o el mundo de los toros, me han pasado rozando. Una cosa en común de los conocidos que tenían "detalles geniales" era que se daban cuenta de las limitaciones de este mundo, no perdían el tiempo intentando cambiarlo.

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