lunes, 20 de enero de 2020

A vueltas con Harry y Meghan.

No tengo el placer. Quizá sea más apropiado decir Meghan y Harry, no por cortesía, feminismo u otros factores colaterales, sino por mando. Reconozco es un tema menor, innecesario, irrelevante, banal, de tabloide británico, cotilleo, de miserias humanas, peluquería/manicura en medio del dinero, deprime menos que la política nacional. Ella es una actriz mediocre tirando a floja que se casa con el hermano del futuro rey de Inglaterra. Esta por ver cuando, porque su hermano, el de Cornualles, tiene por delante a su abuela (en plena eterna forma) y a su papá, que será rey cuando los demás humanos, con suerte, llevan años jubilados. Le privarán de sus títulos, trato, ingresos de la corona (los compensará con creces seguramente), más no acaba aquí todo, cuando crees que la historieta ha finalizado, el tal Harry, pelirrojo él, habla en una sociedad de Londres y anuncian que ha explicado sus razones. Le oyes, lo lees, vas al idioma original, resulta que no dice absolutamente nada. Se sube a un atril, lee un discurso, hace unas gracias, no dice absolutamente nada relevante. Quiere ser feliz, lo siente mucho, lo intentó, lo intentaron, su abuela, el país, sus regimientos (?), su dedicación (?), los medios de comunicación...
Y adiós muy buenas, en inglés.

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