viernes, 31 de enero de 2020

El agente provocador.

Como saben es una marca exitosa de lencería fina que no entiendo como no es vetada por algún ministerio actual. Sin embargo, mi tema es otro.
Provocar o no provocar ¿es esa la cuestión? No exactamente.
Deshechemos el provocar por provocar, prefiero los que provocan sin pretenderlo, con eso tan bello que se llama naturalidad. Los artistas dicen de ellos, su trabajo, que deben ser provocadores. Pienso que provocar puede ser sano, como no ser conformista, sumiso.  
Me parece sano, conveniente, recomendable, provocar, siempre y cuando no ofenda la provocación en general u ofenda al provocado, nunca alusiones directas, si tener ideas que pueden considerarse provocadoras porque tienden un poco a agitar la coctelera del status quo, no dar todo por perfecto, atado y bien atado. No vale porque siempre se haya hecho de la misma manera. 
Lo considero un ejercicio sano que te saca de la rutina, agudiza el ingenio, te obliga a considerar muchos aspectos dinámicos de la existencia. No hay nada definitivo salvo la muerte, aunque creo no es el final. Nunca me he creido en posesión de la verdad, no hay verdades absolutas, nadie posee el patrimonio del conocimiento, somos humanos, limitados. Hay que provocar con educación, estilo, gracia, a ser posible. Nunca provocar aprovechando debilidades, o inferioridades, nunca provocar a seres indefensos. provocar al fuerte, al poderoso, ser atrevido, valiente en la provocación, pedir perdón, intentar avanzar, no conformarse con cualquier respuesta políticamente correcta, insulsa, sin contenido, manipuladora del lenguaje, oportunista, 
¿Les suena a algo?

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