Vamos que nos hacemos mayores, aunque a él no le gustaba hablar de esas cosas ni hablar mucho, más bien escuchar, regatear, jugar bien al fútbol. Se nos fue don Amancio a jugar a otros lares de perfecta hierba, de blanco, donde no le den tantas patadas, ni le rompan huesos, siempre estará con nosotros, hoy viendo el partido contra el Pool. Al gallego, gallego ante todo, me lo recomendaron los primos de Coruña, forofos del Depor, como figura en ciernes, con foto de ese Depor dedicada, cuando yo era un chaval y Puskas, con el que se llevaba de maravilla, daba síntomas de su ocaso. Llegó en el momento oportuno, me pareció que estaba a la altura de los mejores de Europa, el mejor, antes de lesionarle alevosamente, de esa década de los sesenta Aquellas porterias de Chamartín en los sesenta, olores, puros, bocadillos, 4.30 de la tarde, los nocturnos, campo a tope, vi aquellos partidos contra el Dukla, AC Milan, varios contra el Atleti en Liga/Copa, los tres goles del día del debut de Pirri contra el FCB, aquella semifinal de la Eurocopa en Chamartín contra la Hungría de Albert, la del Inter, en Milán, el gol de Bruxelles donde mi padre y yo nos abrazamos, único caso nuestro por un gol. Vini debe dar gracias porque no he visto pegar a nadie como a don Amancio, alguna vez se revolvió, los árbitros consentían no veían o no se atrevían. Bonito homenaje en Anfield.
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