Hay cosas que no se pueden comparar, a no ser que siempre nos miremos el ombligo. Me desperté a las 00.30 para ver la Superbowl en directo, Chiefs vs Eagles, valió la pena, me acosté a las 4.30; es de esas cosas que al ver en televisión, sin el ambiente del estadio, no percibes la realidad ni a Rihanna y su fantástico despliegue, aunque ves una y otra vez las jugadas, esfuerzos, detalles, caras, gestos, te das cuenta de lo difícil que es arbitrar, eso si que es un VAR, realmente no conozco otro espectáculo comparable, enorme intensidad, y mira que soy del Madrid. Cantidad de técnicos, generales de campo, ataque/defensa, ayudantes, personas implicadas, tácticas, estrategias, tecnología, negocio grande, también se escurren en el cesped, se equivocan, luego llegan los verdaderos protagonistas, choques brutales, errores, un QB muy rápido, rival extraordinario, defensa/ataque, jugar contra el reloj, ordenes, concentración pura, compañeros vitales, Kelce, Pacheco, su entrenador Andy Reid sabio del juego y llega... Mahomes, que ya lo descubrí muy joven cuando perdió la final contra los Patriots y Brady que ya me cautivó. En efecto es un fenómeno, un atleta, que sabe leer el juego e interpretar en décimas de segundo. Ayer lesionado, recuperado, vuelto a lesionarse en ese tobillo derecho, en una de las pocas veces que no le defienden o protegen, porque este deporte es duro, muy duro, con cosas que sancionan o acciones al límite. No hay comparación, es como si Maradona hubiese hecho lo que era capaz durante muchos muchos partidos contra rivales fuertes, duros. Mahomes es un verdadero deportista además de frío, inteligente, calculador, contra enemigos que no perdonan, que hacen que el Mallorca en su casa contra el Madrid sea una hermanita de la Caridad.
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