martes, 28 de febrero de 2023

Mirarse al espejo.

 

El personal en general no es optimista, no creo que sea simplemente algo de estos tiempos, este país España, o el mundo que nos rodea, los optimistas han escaseado siempre.  Una pena porque el optimismo es contagioso. Yo tuve un padre optimista, según mi santa madre soñador también, no le gustaban ni las malas noticias ni los gafes, cenizos, ni aquellos que se lamentaban, contaba sus historias como las interpretaba, le gustaba ayudar al que pudiese, invitar, dejar buenas propinas, vestir bien, acicalarse, buenas colonias, la barbería, los buenos hoteles, le gustaba ganar hasta en el Palé o el Risk con niños. En aquellos años de juventud insultante nuestra se rebelaba y nos decía que ellos también fueron jóvenes aunque luego añadía que de una generación desgraciada por las guerras que vivió, no decía la frase en ms tiempos, contaba directamente sus batallas, caía muy bien Creo que se sentía razonablemente contento en su forma de torear la vida, donde se casó con 37 años, de aquella, afirmando que había tiempo para todo. No hay nada como sentirse a gusto consigo mismo, con la vida que llevas, es una cuestión que abarca demasiados factores, propios y ajenos, además  a lo largo de una vida de cierta duración hay fases. He oido la opinión de un comunicador diciendo que a excepción de los avances que haya en medicina está satisfecho con las prestaciones de su móvil, canales de pago, inventos que hacen su vida más cómoda, fácil, se quiere quedar como está, a sus 45 años de edad madura. Supongo que se siente suficientemente bien pagado, puedo añadir que no es del Madrid, lo cual tiene un gran mérito.

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