La de Beneficencia no me acogio en las gradas de Las Ventas del Espiritu Santo, no puede ver la faena de Manzanares ni la estocada recibiendo; cuando Madrid dormia y algunos saboreaban, me dirigia al Hollywood Bowl, sin anuncios, todo vendido.
Alli esperaba Paul Simon.
No entiendo como pueden gustarme dos espectaculos tan distintos, en los toros he llorado y con las composiciones de Simon he crecido, me he emocionado y disfrutado durante casi desde la infancia hasta ahora; lo de " you can call me Al", son algo mas que palabras para mi.
Segun va cayendo el sol cae la temperatura y a la hora de inicio del espectaculo las colinas de Hollywood se enfrian con la noche, hay que llevar algo de abrigo.
La edad de los asistentes, manta y vino en mano, no es tan elevada como me temia.
Los teloneros son buenos y a las 2040 comienza a cantar mr. Simon y tocar su Banda.
Esta es magnifica, variada de instrumentos innovadora, siempre en busca de esos sonidos de otros lugares. Acordeon, flautas, saxo brillante, piano extraordinario, variedad de guitarras, dos baterias, trompetas, un equipo de muchos shows.
El jefe a sus 75 tacos tiene su voz de siempre, su guitarras colgada, sus manos, su estilo en su sangre y va entrando en calor con el respetable. Aqui no hay vuelta al ruedo, ni orejas, ni salidas a hombros. Hay puertas muy grandes.
Se oyen "Graceland", "Home inbound", se escuchan lobos en la noche. Final en buena forma a las 2230.
La apoteosis llega con Al y creo que mr. Simon quiso despedirse con " Still crazy after all these years".
Es como una confesion y un poco hay que estarlo para no ver la realidad o seguir buscando.
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