El supuesto del posible resultado de las elecciones, el meollo del asunto es ¿Cómo se va a gobernar? ¿Quién?¿ Quiénes llegarán a acuerdos y de qué tipo?
De esto no se habla, por candideces como las líneas rojas, las experiencias recientes y sobre todo que no hay mucha convicción, mucha seguridad y si un miedo atroz a perder votos.
Hay que decir lo que sea para atraer o callar.
Al ciudadano medio, en realidad a cualquiera, le preocupa el lado pragmático del asunto, el de la pela, el bolsillo y las necesidades del día a día.
El hecho de que se enzarcen los candidatos en discusiones ficticias/pobres de contenido teórico/insustanciales sobre la social democracia no contribuye a despertar el interés. Si fuesen otros los profesores otro gallo cantaría.
Las matemáticas de los pronósticos no conducen a ninguna salida coherente con los discursos de unos y otros; o bien hay que hacer desaparecer a candidatos y cambiarlos por otros o simplemente recurrir al donde dije digo digo Diego, Pedro, Pablo o Albert, porque Rajoy en eso no ha sido nada ambiguo.
Afirma que si se repiten los resultados (más o menos lo que está previsto) su posición será la misma y no se presentará a la investidura, nada de cambalaches
¿Y los otros tres?
Hay uno, representante máximo de esa coalición llamada Unidos Podemos, que parece necesitar a cualquier precio limar esas "asperezas ideológicas" que no han permitido sintonizar con un PSOE que se tambalea. Estos no quieren perder su identidad de referencia en esa izquierda que no es una banda en un partido de fútbol. Ahora bien si después de tanta oferta electoral se repiten los resultados ¿ Qué quedará por hacer?
En nombre del progreso parece nítida la respuesta.
Incontestable es el equipo de basket del Madrid, buen carácter, de otros tiempos.
Incontestable es el equipo de basket del Madrid, buen carácter, de otros tiempos.
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