jueves, 14 de febrero de 2019

La barbarie, las falacias colosales.

"Nosotros ponemos la voluntad de la gente por encima de la ley", eso afirma Torra, representante humano, convertido en dirigente de una autonomía de millones de personas. Utiliza la palabra gente, es decir un grupo de personas, ellos y ellas, no se sabe cuantos. 
El caso es que como obviamente sospechamos no son todos. Suponiendo que sean la mitad de los empadronados en Cataluña (sin contar el resto de los españoles), le es suficiente a Torra para poner a la gente por encima de la ley. 
Quiere decir, que este señor, que se las da de intelectual, admite que cuando la gente "quiere algo" hay que dárselo aún saltándose la ley. No se para que han servido todos estos siglos de civilización desde que otro ser humano, una persona, ella o él, empezó a escribir, hace más de 5.000 años. 
No vivimos en una sociedad perfecta, nunca lo será, las hay más justas, unas que otras y la condición humana nos persigue en busca de una justicia, un mundo más justo, mejor, en teoría a ello aspiramos. 
Lo que los sabios nos han dicho es que puede que la democracia, como sistema político de convivencia, no sea perfecta, pero es lo menos malo. Y la democracia debe basarse en el Estado de Derecho y las leyes en vigor que puedan evolucionar para mejorar, sin saltárselas, porque entonces entras en el reino del caos. Excepto en el caso del señor Torra porque según él hay algo por encima de la ley y es la voluntad de la gente.
Si la "voluntad de la gente" está por encima de la ley, sería muy interesante que el señor Torra nos explicase sus principios. También sería interesante que todos esos sajones, ingleses para más señas, que escriben en The Times y The Guardian, que presumen de una democracia antigua en el UK, que nos tienen un odio ancestral que se hace incomprensible en estos días, nos explicasen como sitúan las palabras y doctrina del señor Torra en su sistema parlamentario. 
No hablo de fútbol, por si no me entienden esos ingleses con su Premier.

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