Febrero es un mes extraño, de poco calado popular, un mes donde lo que suele suceder es el Carnaval. La máscara, el disfraz, una fiesta muy antigua, nos protege del anonimato antes de entrar en la Cuaresma para los católicos. En Febrero hay que llegar bien a la Champions y tener un poco de fortuna con quién te toque. En Febrero hay exámenes, se puede esquiar y los cerezos del Valle del Jerte florecen. En este Febrero hay un juicio y una manifestación en Madrid. Antes el Gobierno ha retirado lo del Relator o su penúltimo esfuerzo para permanece en el sillón o sillones del poder.
Ha sido tal el rechazo ante esa maniobra de "contentar" a los independentistas por un presupuesto, que dentro del PSOE han empezado a decir basta. ¿Por qué?
Sencillamente porque una cosa es la ambición de ser algo y otra el precio a pagar. A mi los malos de las películas, los realmente buenos como malos, me gustan porque conocen sus límites, saben distinguir lo principal de lo accesorio.
Creo que estamos en esa coyuntura.
En Febrero hay un juicio contra unos señores que hay que demostrar que cometieron unos délitos conforme a la ley en vigor. Ya sabemos lo que pretendían, lo han dicho, el tribunal debe decidir su condena, como siempre, y más de una vez he oído a un juez: estoy convencido que es usted culpable y sólo puedo condenarle a..." Ha habido un intento nítido de golpe de estado en Cataluña, no se tomaron las medidas adecuadas y hay allí mucha gente convencida de que estarían mejor fuera de España. Esto va a suponer mucho trabajo, dolor, paciencia y perseverancia.
La manifestación debería ir acompañada de partidarios del PSOE, Podemos o todo lo que sea a la izquierda de los que anuncian que van. España debe manifestarse diciendo que queremos seguir con esta Constitución y no se admiten declaraciones unilaterales, todo dentro de la ley. El resto son manipulaciones e intenciones de sortear la convivencia.
Dependiendo de la tendencia en que te sitúen tus conocidos en grupos de whatsapps recibes unos chistes u otros, te fustigan con reenvíos y la manifestación del domingo se traduce en un acto donde el futuro se juega en una plaza, pero eso es accesorio.
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