lunes, 11 de febrero de 2019

Zorba, el griego

No tenía edad yo para ver la película, por aquello de ser una peli de mayores, cuando se estrenó. Tampoco sabía quién era Kasantzakis, que nació por estos días allá por 1883. Un gran escritor, alguna cosa más y sobre todo un hombre en busca de la verdad, con todos sus defectos. Nunca le sonrieron con ese Nobel de Literatura que te coloca en la posteridad y coqueteó con todas las ideas del siglo XX, probablemente por una buena razón. No creo que se pueda decir que no lo intentó. Los humanos que lo intentan son más que aquellos que lo consiguen ¿o no?
Los escritos suyos hablan de muchas cosas, sus campos abarcan múltiples disciplinas. Siempre le he considerado un tanto buscador de la verdad, fascinado por lo que ocurre en la Tierra, en los distintos países y a la vez buscador de una fe que pudiese compaginar con su condición humana. Es como si se hubiese hecho siempre las mismas preguntas sin obtener respuesta. 
Alexis Zorba, su personaje, es un hombre sencillo, vital, amante de la vida,  capaz de liberar a un inglés reprimido que nunca sonríe y no disfruta. Hay Zorbas en todas las culturas, civilizaciones no sólo en Creta. Si ahora me dedicase a narrar las peripecias de Pedro el español ¿cómo lo describiría? No piensen que ese Pedro es el presidente.
Desde luego Alexis Zorba es un tipo auténtico, un personaje sumergido en la música mágica de Teodorakis. No es muy culto y sin embargo parece sabio, reacciona con naturalidad ante la vida y la muerte, no cree mucho en la autoridad, le gusta su libertad, su anarquía sin ataduras. No hace daño al prójimo, no acumula honores ni amasa fortunas. Le gusta la naturaleza, la playa, ls animales, el baile, la música que siempre le acompaña.  No sé exactamente como contribuye, si es solidario. Ahora, lo que piensa, no se parece a  lo que exhiben ninguno de nuestros políticos, no le gustan demasiado.

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