sábado, 3 de agosto de 2013

Un corazón agotado de latir

Viendo en el edificio de la Unión Europea el anuncio al Premio Nobel de la Paz, concedido a la organización en 2012, me entran dudas.
La vida real es la de la calle. Tomar decisiones con aire acondicionado, vacaciones preparadas, billetes en clase preferente, reservas y líquido para gastar, no es la vida de la mayoría.
No se puede tomar una buena decisión sin oler. A las películas, por muy genial que sea el autor, les falta olor. El hedor del muerto, el cuerpo quemado, el formol, los efluvios del amor, el sabor de las lágrimas o la basura; un guiso casero, una naranja, un buen vino o un perfume embriagador. El día que se pueda oler en el cine, lo del 3D será anecdótico. De Sica si que hubiese hecho neo realismo, no lo hubiese metido por las narices.
Nunca me gustaron los premios, sobre todo los que conceden a otros. No creo mucho en esos honores; quizás porque hay tanta gente anónima que se los merece y no los recibe, tanta injusticia. Tal vez por el politiqueo de la vida. En este caso, el de la Unión Europea, parece como el cuento de Juan Palomo, que siempre me sugiere alguien importante. Aún así como dice el Duo Dinámico (¿cuántas decadas tienen ?) RESISTIRÉ.
Como aguanta la gente anónima de la calle con todo el calor. Los que venden audífonos para sordos que no quieren oir. Los que te sugieren que dones sangre. Los viejecitos/as de mirada perdida, agobiados y algunos afortunados ayudados por alguien, emigrante o no. El conductor amable del autobus. El vendedor de patatas fritas artesanales, friendo con 40° grados y dandote gracias por comprarle un cuarto de kilo, ¡con lo ricas que están ! El librero de libros antiguos que ama leer y necesita vender. El mendigo que pide algo.
¿Cuando saldrá  a la luz la gente auténtica?
El turista que disfruta como un colegial, descubre la caña o el sifón. Aquel que toca la guitarra en el metro y nadie le escucha. El vendedor de la O.N.C.E. que no mide más de 70 centímetros, con muletas y casi sin visión. El muchacho leyendo sobre su Vespa, en equilibrio inestable, un tocho de libro, ilusionado, a la sombra.
El ser humano tiene una gran capacidad para aguantar El español responde con nobleza a los reveses y busca la sombra, porque ha visto muchos veranos de calor y mucho inútil controlando sus vidas.
Los corazones se cansan y el murmullo de las fuentes los duerme.
Tomense algo fresco para alibiarse. Mejor agua.

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