miércoles, 7 de agosto de 2013

Un soplo de aire fresco

El Papa, quién sea, siempre sale en las listas como uno de los personajes mas famosos del mundo. En esas listas norteamericanas, donde siempre está el presidente de turno (sea quién sea), la cantante de moda, el actor taquillero y algún otro. Es decir los que salen en los medios. A propósito, a ver si los nuevos dueños del Washington Post cambian para bien y revolucionan, con el ejemplo, a nivel mundial esa actividad/profesión, tan importante en los sistemas democráticos.
Y precisamente, hoy va de ejemplo. 
Sin tener religión, hay testimonios positivos  hacia el Papa, de ateos que lo confiesan, gente que no cree en ningún dios. Pragmáticos, racionalistas, mentes exentas de fé que sólo creen lo que ven y que los dogmas de cualquier religión aparecen como cuentos para niños pequeños e ignorantes. Gente moderna, buena, preparada, escéptica, desilusionada, que tratan de hacer el bien; pero creen lo que ven; que cuando un corazón deja de latir llega el silencio, el vacío la nada. Luego se incinera y es polvo indetectable, el ADN desaparece. Así se comporta DEXTER, ese personaje de una serie TV de serial killers. Un experto en sangre que mata a los malos y sabe lo que es deshacerse de un cadáver. Sólo cree en sus  herramientas, en la sangre y en el ADN.
Sin embargo toda esa gama de humanos normales, con las preocupaciones de los humanos normales, pero ateos, o creyentes de otras religiones, o agnósticos, o católicos rebeldes, tiene simpatía por el Papa Francisco. Expresan su aprobación por lo que dice, hace, formas, estilo, maneras y trato.
En realidad esto nos sucede con cualquiera. Es una cuestión de carácter, personalidad. Lo relevante  es que se trata del Papa. Se quiera o o la persona con mayor influencia moral en el planeta, aunque el porcentaje de católicos, sus teóricos seguidores, no es igual. ¿Quién si no tiene mayor influencia?
Lo curioso es que el Papa Francisco no hace nada especial, excepto ser el mismo, seguir el ejemplo de aquel otro Francisco de Asís, que a su vez seguía al de Nazareth. Nada más.
Su propio ejemplo, el de su vida, sus actos, conquista y arrastra. Los detalles de alguien bueno, que quiere servir y ayudar, y que busca el fondo de la persona y mira  alos ojos. Que no se anda ni con politiqueos ni pasteleos.

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