sábado, 29 de marzo de 2014

Reagan, Le Pen, los ducados y las apariencias.

Las apariencias pesan, y pesan mucho. Tener buen prensa también es importante, hace que todo sea más fácil. La manera de expresarse, la actuación ante las cámaras, se convierten en factores claves, y poco se analiza lo que hay detrás, la esencia, la sustancia, normalmente a posteriori.
Quizás por esa razón un actor mediocre puede llegar a presidente de los USA si las circunstancias se ponen a su favor, conservar el mandato, repetirlo y dar la impresión de que el mundo de la Guerra Fría se solucionó gracias a él. Sólo falta la película de Hollywood.
Claro que para ser capaz de hacerlo hay que tener cualidades innatas, todo lo contrario que el Sr. Mourinho que decía las cosas de cara, metía dedos en el ojo, se equivocaba pero iba con la verdad por delante, mala política. Y así se sigue hablando de Casillas, cuando este portero es el mismo con sus virtudes, algunas coo la agilidad bajo los palos; sus defectos, algunos, y a veces una mala forma que acentúa sus dificultades para salir, coger balones altos y jugar con el pie.
En Francia Marine Le Pen acapara la atención, se le considera de extrema derecha como a su padre y seguramente mejorará sus resultados en las municipales, porque aquello no mejora a nivel del pueblo, irán contra ella porque su imagen puede ser atacada ya que no se calla. Ciertamente no se hasta donde puede llegar con los votos de tanto descontento. En España es impensable que tuviese esa aceptación, pero en Europa las políticas son contagiosas y traspasan fronteras. Los políticos deberían tomar nota, pero quizá aquí los dilemas son otros y no se acepta de corazón que una señora herede el título de duquesa cuando le corresponde y se piensa en la imagen de alguien que creo que en política no salió muy bien parado basado sen las apariencias. Y las feministas, muchas oportunistas, no abren la boca.
Tenía razón Sócrates, solo se que no se nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario