lunes, 8 de diciembre de 2014

Política y Fútbol mezclados.

No se bien porqué titulé este blog "Política y Fútbol", o si lo se y no me quiero acordar, sin embargo al echar un vistazo a los medios de comunicación escritos en este día de la Inmaculada, en este puente de la Constitución, tan cerca de la Navidad, me he vuelto a preguntar si es que los españoles, los descendientes de aquellos que devoraron las aventuras de Don Quijote a principios del XVII, ¿vemos la política cómo el fútbol, opinamos con la misma desfachatez, no reflexionamos, somos todo vísceras con poca materia gris o nos engañamos a nosotros mismos? Vivimos en una vaivén permanente.
Y es que echo de menos alguien que diga con sencillez que CR7 y Messi son grandes jugadores, los mejores actualmente, pero que eso del mejor del mundo es infantil y en todo caso hay que esperar, a los partidos claves, a la primavera, a la hora de la verdad.
Y echo de menos que el análisis de posibles cambios a la constitución (papel elaborado por hombres, para las reglas de convivencia, susceptible de ser modificado por los hombres) se haga con las cartas sobre la mesa, anunciando propuestas concretas, sin puros fines electoralistas. No puede cambiar la intención de voto por dos pinceladas de imagen pobres y anticuadas de cine menor de Hollywood. Al igual que cuando anuncian fichajes, parece que cualquier fichaje va a mejorar lo que tenemos, por principio.
Y echo de menos un poquito de fair play, clase, estilo, sentido común, conocimientos y rigurosidad. Si este es mejor, juega mejor, comunica mejor, razona mejor, se acepta y a otra cosa. Pero lo que abunda es el partidismo de un lado u otro.
Soy incapaz de ir a Chamartín ( de oír a un vendedor de propuestas políticas) y no ver si el Madrid juega bien o mal, juzgar como lo hace el contrario, los errores decisivos, los fallos, los aciertos, los factores adversos y favorables. Si fuese a ver al FC Barcelona lo haría igual, pero nunca sería tan cateto, totalitarista e irracional, de alabar al propio por atacar al contrario. Dignidad en los juicios, por favor.
Me quedo con una amigo mío que decía de su novia : "Es muy fea, pero cuanto la quiero", sabía lo que quería.

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